En mi trabajo muchas veces vivo situaciones que me resultan difíciles de comprender, sorprendentes y que no sé ni cómo arreglar.

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Hace unos meses vino por nuestra oficina una chica, se sentó en mi despacho un poco desesperada y agobiada por la situación que estaba viviendo. Con dos hijas y divorciada con un convenio regulador, que su marido no cumplía.   En un tiempo mejor (ya sabéis antes de la crisis) su marido y ella habían comprado una vivienda por un precio de 230.000 €. Se hipotecaron y pusieron a la madre de ésta de aval, para poder conseguir el 100% de la hipoteca. En el momento que me visitó seguían debiendo 220.000 €, para que os hagáis una idea. Su marido quedó en pagar la parte proporcional de la hipoteca, así como comunidad y gastos adheridos. Pero su ex estaba en el paro y todo sin pagar.   La cuestión es que el banco quiere ejecutar y se quieren llevar por delante el piso de su madre. Una señora mayor que solo tiene esa vivienda. Pensé vamos a vender rápido el inmueble y cancelar lo antes posible. Al realizar la valoración, me di cuenta que el piso a día de hoy, tiene un valor de mercado de 130.000 €. Si, si, no os asustéis, una deuda de 220.000 euros y un valor de 130.000 € …  
¿Qué hacemos?
  Me propuse hablar con el banco, y buscar una solución. Gracias a la insistencia logré que el banco cancelara la deuda sobre la vivienda. Y que cada uno quedara con un préstamo personal de 50.000 euros. De esta manera cada uno paga su deuda independientemente, sin que dependan el uno del otro. Se llevan mal, no tienen relación ninguna y por lo menos así cada uno podrá rehacer su vida. Por otro lado, lo más importante era sacar a su madre de un marrón tan grande. Pensar que le podían quitar su casa, era algo que le quitaba el sueño.   Realmente fue una operación que estuvo encima de mi mesa tres meses, muy costosa, los bancos me pidieron mil papeles y cuando pensábamos que estaba todo para firmar, me volvieron a pedir más papeles… Los compradores estuvieron a punto de echarse para atrás… Y no me extraña, fue mucho tiempo de espera. Pero ellos también fueron comprensivos y esperaron. Final feliz y todos a notaría.  
La vida es una lucha diaria, pero no hay que darse por vencido, ser positivo y pensar que va a salir es algo que suelo hacer. Buscar soluciones y más soluciones…