El pasado fin de semana acudí a Santander a un Congreso, tuve la oportunidad de conocer a Cipri Quintas. Me dijo algo que me llegó al corazón: «la verdadera felicidad es que te quieran«. Es algo que a mi me afecta mucho. Necesito sentir que los clientes nos quieren. Necesito ver sus caras cuando les resuelvo un problema, no hace falta el agradecimiento pero, si sus caras de felicidad y sus sonrisas.
Llevamos una vida cargada de estrés, todos los días salen problemas que tienes que resolver sobre la marcha, tomando decisiones para cerrar una operación. Por eso, cuando un particular me dice que vender es fácil, o que cobramos mucho por «enseñar» una casa, me pongo de los nervios, y pienso, «ojalá usted se sentara aquí y viviera mi día a día».
Suelo decir, que todas las ventas «tienen algo», con ello me refiero a que todas las operaciones cojean de algún sitio, cuando no es una herencia no inscrita, son unos metros que no coinciden con la realidad, o un valor catastral superior al precio de venta. Es muy difícil encontrar una compraventa en la que todo todo, esté correctamente inscrito, no tenga cargas, esté bien cuidado, o esté en un precio adecuado de mercado. Siempre adolece de algo, cuestión que tendrás que resolver, realizando un buen contrato, o redactando una buena oferta, y lidiando de buenas maneras, con mucha mucha paciencia, con las partes implicadas.
La operación de compraventa se inicia con el contrato de captación en exclusiva para encargar la venta y termina con la firma en la notaría de la escritura de compraventa. Por lo tanto, durante ese plazo se inicia una relación con el cliente que pasa por muchas fases. El contacto muchas veces es diario, para comunicar al propietario que todo va correctamente. El cliente se convierte en amigo, y lo único que quieres es que esté contento.
Por lo tanto, por muchos problemas que tengas, por muchas adversidades que te toquen resolver, éste trabajo tiene algo muy bonito, y es la recompensa de sus sonrisas, en el momento que acabas el proceso, y les vendes su casa. Solamente por ese día merece la pena el esfuerzo. Yo acudo a notaría con todos los clientes que pasan por mi inmobiliaria. Suelo decir que soy afortunada, porque vivo ese momento perfecto.
Este fin de semana, Fernando Erviti decía, que «lo mas importante es la confianza, los clientes suelen preferir a los que se esfuerzan, se preocupan, se interesan por sus problemas, aunque no seamos eminencias; Claro que se valoran los conocimientos y la formación, pero se valora antes el compromiso, la ética del servicio al cliente». Es curioso, pero una de las cosas por las que más se queja la gente es «que no se les llama», que no les mantengan informados. Podrían protestar por una mala gestión, y sin embargo la mayor queja que siempre tenemos, es que no se les llama para informarles de como va la venta de su casa.
Si queremos verles felices, y contentos, tenemos que mantenerlos informados de nuestro trabajo, hablarles del esfuerzo que hacemos en cada gestión y contarles cada proceso, para que puedan valorar nuestro trabajo. Necesitamos que exista una confianza plena, solo así lograremos el feeling con el cliente, sigo citando a Erviti: «no les importa lo que sabes, hasta que saben que les importas«.